domingo, 7 de marzo de 2010

Manifiesta Inconveniente 2010

Durante los días 20 y 21 de febrero de este año, las Feministas Inconvenientes nos reunimos en la ciudad de Neuquen. Fruto de esa reunión es la II Manifiesta Inconveniente, donde intentamos reflejar la complejidad de los debates que nos dimos, y que compartimos con ustedes.

Feministas Inconvenientes: nuestras miradas, nuestras acciones

Las feministas inconvenientes de Argentina nos encontramos en Neuquén para compartir una vez más nuestras reflexiones, nuestros sentires, y nuestras acciones rebeldes, anticapitalistas, antipatriarcales, anticoloniales.

Nos encontramos para recrear nuestra visión del mundo, en el diálogo de experiencias y sueños, sabiéndonos parte de una trama histórica que, plantada en el sur del continente, viene resistiendo y construyendo una nueva posibilidad de vida, de relaciones, de maneras de habitar el planeta.

Llegamos de Córdoba, Mendoza, Buenos Aires, Mar del Plata, La Plata, Neuquén, San Luis. En nuestra re-unión, afirmamos convicciones que sustentan nuestra ubicación como parte de un feminismo que nació y que deseamos que crezca desafiando todas las formas de explotación, dominación y opresión. Nos identificamos, como se expresa en nuestra manifiesta, “en las corrientes históricas que viven, sienten y crean un feminismo latinoamericano, mestizo, desobediente, insumiso; autónomo, diverso, alegre, provocador, desafiante, creativo...; un feminismo inconveniente, que se propone como parte y aporte a una cultura emancipatoria, que rechaza tanto la normatividad heterosexual como el esencialismo biologicista. Un feminismo rebelde, nacido de los cuerpos históricamente estigmatizados, invisibilizados y/o ilegalizados, por un sistema basado en el disciplinamiento, el control, la domesticación, y el orden que garantiza su propia continuidad y reproducción”.

También caracterizamos el momento que vivimos. Analizamos que Argentina atraviesa una coyuntura marcada por el deterioro del consenso a la gestión kirchnerista, y el resquebrajamiento de las alianzas políticas que constituyeron la base de su gestión. La subordinación de las políticas oficiales a las lógicas del capitalismo trasnacional, lo lleva a enfrentarse cada vez más con amplias franjas de la población víctima de las mismas, por lo que éstas tienen de saqueo y destrucción de la naturaleza y de los pueblos, de contaminación de la tierra y de las aguas, de deterioro de los derechos sociales y de la seguridad social, de sobre-explotación y exclusión. El fortalecimiento de las corrientes tradicionales de la derecha pejotista y de la burocracia sindical cegetista en el interior de la alianza que sostenía al kirchnerismo, se dio a la par del alejamiento de los movimientos sociales que le dieron consenso inicial al gobierno, y de algunas de las corrientes progresistas que habían integrado el bloque kirchnerista.

Frente a esa crisis, creció una oposición conservadora, reaccionaria, que articula a una parte de los sectores del poder desplazados en la movilización popular del 2001, e intenta retrotraer las débiles conquistas realizadas por el pueblo desde ese momento. Esta oposición se expresa a través de diversos sectores del Partido Justicialista, y en los intentos de la Coalición Cívica y de la Unión Cívica Radical de restablecer una fuerza opositora aliada a los intereses oligárquicos, a los llamados “sectores del campo”, a la burguesía que demanda “seguridad”. Estas dos corrientes de la oposición, que se ligan en las prácticas parlamentarias, tienen acciones fuertemente destituyentes y desestabilizadoras.

El gobierno y la oposición conservadora, disputan su lugar como administradores de las políticas trasnacionalizadoras del gran capital. Esto se expresó de manera descarnada en los debates sobre cómo pagar la deuda externa; debate que se limitó a plantear la pertinencia o no del uso de las reservas para ello sin cuestionar lo fundamental: la ilegitimidad de la misma. El hecho de que su pago profundiza las políticas de subordinación al capital internacional, y pospone una vez más el pago de la deuda interna, de la deuda con los sectores populares más postergados por las políticas neoliberales.

No nos es indiferente, en este contexto, que tanto en el oficialismo como en la oposición, existan líderes mujeres que hoy encabezan estas propuestas: Cristina Fernández, Chiche Duhalde, Elisa Carrió, Patricia Bullrich. Este hecho pone en evidencia que no se avanza en la conciencia feminista ni en la conquista de derechos de las mujeres, por la mera ocupación de espacios en el sistema de dominación.

La reorganización de la derecha en el plano local, tiene su correlato en el escenario político latinoamericano, donde crecen las políticas de militarización del continente promovidas por EE.UU., e incluso las iniciativas golpistas, como la que se ha establecido en Honduras, y que amenaza periódicamente la estabilidad de países como Paraguay, Bolivia, Venezuela. Esto ha generado una polarización que mueve todo el escenario político hacia posiciones que apuntan a la profundización de las políticas de entrega, y a una mayor represión de los sectores en lucha. El reforzamiento del discurso sobre los “derechos a la propiedad”, la prédica fundamentalista de la Iglesia Catόlica y de otras iglesias conservadoras, la tendencia al cierre del espacio público, dan como resultado la pérdida de derechos humanos, de derechos de las mujeres, de travestis y de otros colectivos lgttbi, el recorte de libertades, el aumento de políticas de control social, de criminalizaciόn de la pobreza y de represiόn abierta. Se acentúan las prédicas xenófobas, racistas, como las que se emplean para despojar a los pueblos originarios de sus territorios ancestrales; y los discursos fundamentalistas que tienden a imponer con más agresividad los mandatos heteronormativos, y a obstaculizar el avance en las batallas de las mujeres por el derecho al aborto legal, seguro, gratuito, o por la implementación de las políticas de educación sexual.

En esta situación el movimiento social retrocedió de espacios conquistados en el plano territorial, físico, simbólico, político. Sin embargo existen también espacios que han crecido como oposición política, electoral, o social, en resistencia a las políticas del capitalismo depredador. Este hecho nos alegra, y entendemos que abre importantes perspectivas, que para potenciarse requieren de la unidad de las acciones anticapitalistas, antipatriarcales y antirracistas; de manera de que no prevalezcan en las fuerzas sociales transformadoras, criterios que vuelvan a posponer las batallas esenciales por la vida y por los derechos de las mujeres, y de todas las opciones sexuales y de género que se enfrentan a la heteronormatividad inherente al patriarcado.

Como Feministas Inconvenientes nos sentimos parte de los movimientos feministas, de los colectivos lgttbi, de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, de las redes que enfrentan la violencia patriarcal y la trata de personas, de los movimientos sociales en resistencia en América Latina.

Entendemos que la política de militarización de EE.UU. tiene un correlato en cada uno de nuestros países. En el golpe de estado en Honduras, que restableció en el continente la política imperial de las dictaduras. En la instalación de bases militares norteamericanas en Colombia. En el reforzamiento de la ocupación militar de Haití, a través de las tropas de la MINUSTAH, y de las tropas norteamericanas, utilizando como pretexto la catástrofe que se produjo en el país hermano. En la respuesta dada en Chile a la devastación producida por el terremoto, a través del toque de queda y la represión al pueblo. Es necesario concertar acciones, junto a otras organizaciones populares, para evitar el avance de la militarización sobre nuestros territorios. No alcanzan las declaraciones y palabras. Es necesario entrelazar nuestros cuerpos en lucha. Hacernos presentes en los distintos escenarios en los que las mujeres y los pueblos están sufriendo distintas agresiones y opresiones. En Haití, en Colombia, en Honduras, en cada rincón de nuestro país. El próximo 8 de marzo, una delegación de Feministas Inconvenientes viajará a Honduras, no sólo para rechazar las acciones de este continuismo dictatorial, sino también para celebrar y compartir la resistencia que viene levantando el movimiento feminista y popular hondureño. Entendemos que es imprescindible evitar que un nuevo ensayo golpista se estabilice en nuestro continente, con la intención de mostrarse como modelo para otros procesos latinoamericanos. La militarización afecta de manera especial a las mujeres y a la comunidad lgttbi. Cada vez que se imponen la violencia, el fundamentalismo, el autoritarismo, los cuerpos subalternizados sufren doblemente estas agresiones.

En nuestro país esto se expresa a través de la criminalización y judicialización de la protesta social, de la criminalización de la pobreza, de las políticas de control social. Es alarmante que, a pesar de autoproclamarse el gobierno actual como “gobierno de los derechos humanos”, no hayamos podido avanzar en la conquista de derechos fundamentales de las mujeres, como el derecho al aborto legal, seguro, gratuito; el acceso a la salud sexual y reproductiva, la efectiva aplicación de herramientas legales que combatan las violencias de género, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Sancionada en octubre del 2006, la ley 26150, que crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, está muy lejos de ser implementada. Quienes sufren las consecuencias de esta situación, son especialmente las mujeres pobres y las disidencias sexuales. También en los temas referidos a la trata de personas, se han impuesto políticas funcionales a las iniciativas de control de población imperialista. Denunciamos que la actual democracia cuenta entre sus nuevos desaparecidos y desaparecidas, a las más de 500 jóvenes secuestradas por las redes de trata y prostitución. Hacemos de la lucha por su libertad, un principio fundamental de nuestra acción feminista. Denunciamos la íntima relación existente entre las redes de trata de personas, las de explotación sexual, el narcotráfico, y el femicidio. Enfrentarlas requiere movilizar la conciencia y la solidaridad de la sociedad, la auto-organización, y elevar la prédica feminista, antipatriarcal, que impugna la mercantilización de los cuerpos de las mujeres, las adolescentes, las niñas y su cultura de muerte. Es necesario también terminar con la impunidad policial, con las leyes represivas, y los códigos que persiguen a quienes han encontrado en la calle su último espacio posible de sobrevivencia. Este nuevo diseño de gobernabilidad, que asegura a las multinacionales y al poder mundial la continuidad de la apropiación y del saqueo de los bienes de la naturaleza a costa de la devastación y contaminación de nuestros pueblos, la mercantilización de la tierra, el agua y las personas; está sostenido por los medios de comunicación corporativos, por las fuerzas represivas y las legislaciones que las amparan, un poder judicial atravesado por la corrupción, las jerarquías de las Iglesias –en nuestro país de manera especial la de la Iglesia Católica-, las instituciones académicas y universitarias que investigan y enseñan de acuerdo a las pautas ordenadas por los entes financiadores, por aquellos partidos políticos que sustituyeron la militancia por el clientelismo, la ética por el interés, por el "vale todo".
Frente a la arrogancia del poder, levantamos nuestras voces, y salimos a la calle, para comenzar a “bien vivir” en el presente nuevas relaciones entre los seres humanos, y con la naturaleza.

Somos mujeres, lesbianas, heterosexuales, bisexuales, travestis, trans. Somos cuerpos disidentes frente al patriarcado. Somos trabajadoras en lucha contra el capital. Somos pueblos insumisos frente al colonialismo y al neocolonialismo. Somos orgullosamente feministas. Necesariamente inconvenientes.

Neuquén, febrero del 2010

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