(Fotos: Lau; Texto: Nati)
Los días 6,7 y 8 de septiembre pasados se llevó adelante en la Ciudad de las Artes el Festival Internacional de Cine sobre Diversidad Sexual y Género.
El miércoles 8, el eje de debate giró en torno a los proyectos de ley de identidad de género. La mesa, compuesta por Luisa Paz (Santiago del Estero. Red Nacional ATTA); Fernando Rodríguez (Encuentro por la Diversidad); Maite Amaya (las histeriqas, las mufas y las otras); Ana Laura Torres Vera (Subdirección de DDHH de las Minorías y Lucha contra la Discriminación de la Provincia de Córdoba) y Nadia Molina (Foro de la Diversidad INADI Deleg. Córdoba - ATTTA Córdoba). Las intervenciones fueron realmente diversas y la polémica estuvo presente, principalmente en relación a la responsabilidad del Estado en la discriminación y violencia estructural hacia las personas trans. Es importante remarcar que las voces presentes en este panel fueron todas de activistas travestis y trans, a contramano de otras instancias a nivel nacional.
Néstor Granda, director de LiberCine, presentó el panel planteando la decisión de que en cada lugar donde se realice el ciclo haya una mesa acerca de la identidad de género. Comentó que se había enterado que el terreno donde estaba emplazada la Ciudad de las Artes había sido de las fuerzas armadas y destacó lo positivo de “un lugar de milicos represores genocidas se haya convertido en un espacio para el arte, y donde podamos hablar de la diversidad de género, del derecho al aborto”.
Nadia Molina, referente del INADI en Diversidad Sexual y coordinadora de ATTTA (Asociacion Travestis Transexuales Transgeneros Argentinas), abrió el debate planteando que “ya tuvimos la ley de matrimonio igualitario con la federación y la red de ATTTA y otras organizaciones, ahora estamos pidiendo tener un documento acorde a nuestra identidad”, Nadia planteó la necesidad de reconocimiento del estado para estar más insertas en la sociedad, y recordó que las travestis siempre quedan marginadas de la sociedad, olvidadas por no tener el “reconocimiento de su construcción de género, que es distinta a la que tuvimos cuando nacimos”. Finalmente explicitó que la posición de ATTTA es en respaldo del reconocimiento a la igualdad de derechos para todos y todas, primero con la ley de matrimonio igualitario, y ahora con este proyecto para las personas trans.
Ana Laura Torres Vera, integrante de la Subdirección de Minorías Sexuales de la Secretaría de DD.HH. de la Provincia de Córdoba, sorpresivamente, planteó que la Secretaría tiene “el apoyo del señor gobernador, por eso nos hemos sumado a esta lucha y venimos trabajando en la provincia por todas las que tienen problemas a ese nivel”. Señaló que es su decisión personal desde su “pequeño espacio de poder”, conseguir que “sus pares al menos tengan una igualdad de condiciones”. Remarcó que el reconocimiento de la identidad de género es una obligación del estado con las travestis, igualándolo también con la ley de matrimonio igualitario.
Con Luisa Paz, referente de ATTTA Santiago del Estero, comenzó a atisbarse la polémica, al plantear las reflexiones encontradas que le genera el proyecto de ley, a pesar de ser parte de la Federación (que impulsa uno de los proyectos). Sus dudas giraron, más allá de la importancia de la ley, alrededor de qué iba a significar su implementación para la vida cotidiana de las travestis: “Todavía tengo esa sensación, ese temor, de que voy a tener el DNI de mujer, pero de qué me sirve si no estoy inserta en otras cosas necesarias”. Tal vez “es mejor tener otras soluciones que no sean tan grosas como la ley, pero que sean más efectivas en nuestra vida”.
Fernando Rodríguez comenzó su intervención identificándose como un hombre trans, “un hombre que nació con un cuerpo de identidad femenina y que porta una identidad masculina, milito en el encuentro por la diversidad, q es una organización independiente del estado, de los partidos, etc.” Fernando hizo hincapié en la manipulación de las reivindicaciones trans en este proceso, y la marcada ausencia de voces de personas trans. Narró cómo su transición, iniciada cinco años atrás, implicó su exposición a dos operaciones clandestinas, en las que pasó tanto por riesgos para su vida y su salud, como por la patologización de su identidad (mediante la exigencia de certificados psicológicos y psiquiátricos); y de qué manera los proyectos de ley presentados en el Congreso, al separar la cuestión registral de la ley de salud, no dicen nada al respecto.
Ambos proyectos, detallaba, tanto el Silvia Ausburger como el de la Federación, plantean comités interdisciplinarios por donde deberían pasar las personas trans para dar fe de su identidad. “Siento que el cambio registral es el premio a todo el proceso de normalización de mi cuerpo, no al reconocimiento de quien soy. No puedo dejar de preguntarme: ¿me darían el nuevo DNI sin ninguna transición? Y mientras, ¿quién reconoce todo el proceso de construcción que he tenido que hacer? Que el estado se haga cargo de las violaciones a nuestros derechos que sufrimos a diario, somos excluidos en la educación, el trabajo, la salud, la vivienda, la libertad”
Cerró su intervención con la exigencia de que “este proceso político incluya a las personas trans, y que nadie más decida sobre nuestros cuerpos”. (Texto completo: Una ley sin transición social, por fernando Rodriguez)
La última intervención fue la de nuestra compañera Maite Amaya, quien se ubicó también en una militancia autónoma, independiente del estado, y puntualizó una serie de profundas críticas a los proyectos de ley en danza y a los procesos de gestación de los mismos.
“Patologizadas por las ciencias médicas, ilegalizadas en las ciencias jurídicas, expulsadas de las escuelas, y negadas dentro de los sistemas de salud, en este panorama es que se presenta la ley de identidad de género.
“Por eso adhiero a lo que dicen Luisa y Fer, frente a esta situación desesperante, un cambio registral, ¿cambia en algo las problemáticas más urgentes que tenemos hoy? La mayoría de lxs compañerxs trans somos analfabetxs, vivimos en la periferia de las ciudades en casillas de chapa y cartón, una lluvia nos mata, morimos solas, sin familia, sin entorno que nos contenga, sin papel higiénico y con diarreas crónicas en los hospitales.
Cuando se habla de nosotras, las travestis, se habla de identidad o de expresión de género. En cambio, al referirse a las otras personas, se habla de género, no de identidad, entonces ya desde entonces estamos en posición de subalternidad. Cuando hablan de expresión de género, hablan de una “esencia” que muestro, y materializo de alguna manera. Es otra manera de decir que varones y mujeres son categorías naturales, pero estas también son construcciones culturales.
Entones la pregunta es cómo deconstruimos el poder que excluye identidades, para poder realmente incorporar y así desafiar el binarismo de género. En este panorama, el cambio registral de sexo y nombre. ¿de qué sirve?
Marlene Wayar, en algunos de los debates, planteaba que a la hora de pensar estrategias colectivas desde las personas trans, para abordar una estrategia legal para saldar las deudas de la sociedad hacia nosotras, debería ser que el estado remunere la deuda histórica que el estado nos debe, que tiene que ver con remuneración económica y disculpa desde el estado hacia nosotras por el maltrato.
(…) Entiendo que las organizaciones que piensan que esto es un avance, presenten las propuestas, pero ¿qué implica esto al interior de la comunidad trans? (…) Cada una tiene necesidades y urgencias diferentes una de otra, cada una y cada uno. Una de las cuestiones es que la fundamentación de la ley de identidad de género invisibiliza totalmente las masculinidades trans. Esto repercute de manera muy nociva en la comunidad trans. Por otro lado, se habla mucho de la situación travesti, pero no se propone ninguna modificación sobre esta situación que se está usando de fundamentación.
Ante la expectativa de vida de 35 años, ante la necesidad, ante la exclusión, ante toda esta realidad... te ofrezco el cambio de nombre.
(…) A mí, cuando me han pegado por ser travesti, jamás me han pedido el documento.
(…) Somos una integridad de cuerpo, género, libido. Si estoy viendo que una persona pasa por varón, obviamente esa persona, si no ha sido nacida biológicamente varón, tiene que haberse sometido a muchas operaciones. De manera clandestina, como decía Fer.
Para acceder al cambio de DNI, vamos a tener que adecuar el cuerpo para pasar por el comité. Pero eso no está contemplado en la ley. Nos están mandando al mercado negro de hormonas y siliconas a exponernos, a morir en muchos casos, y recién después vamos a tener la aprobación del comité.
Cuatro son las ciencias que estarán en la portería de los géneros: el derecho, las ciencias psi, la medicina y la sociología. Yo me pregunto, ¿qué pasa si hacemos al revés, las personas trans decidimos quien puede ser sociólogo, quien puede ser médico…?
(…) Yo soy activista travesti transgénero, no me considero mujer. No creo haber tenido ni experimentado en este cuerpecito, experiencias de mujer, sino de travesti. Entonces, ¿por qué no se me reconoce esa identidad? Porque el Estado es una institución que se pone en este rol social de disciplinar los cuerpos en varones y mujeres, cuál es el orden sexual de la sociedad y para qué lo necesitan. Porqué habrían de tomarnos a quienes no somos mujer ni varón, y asociarnos a esa identidad. Tal vez queríamos ser otra cosa, tal vez queremos ser reconocidas como travestis.
Este proyecto de ley no cuestiona la propiedad privada, el binarismo, etc.
(…) Por otro lado, ¿qué pasa si no quiero intervenirme el cuerpo, qué pasa si no quiero ponerme nada, qué pasa si juego al futbol con botines, qué pasa si no quiero cumplir con los estereotipos? ¿paso o no paso? ¿me darán el DNI?
Pero así como la identidad es individual, es social también, y estas leyes tienen trato en el ámbito gubernamental, en un contexto de militarización y disciplinamiento de América Latina, que también se aplica al disciplinamiento de los cuerpos y las identidades, lo terriblemente devastador de las situaciones en que vivimos y cómo podemos construir un mundo como queremos.
Finalmente, la pregunta sería, ¿pasar como mujer o reafirmarme en mi identidad de género? Me parece que el debate de las estrategias legales debería pasar por ahí."
….
Durante el debate, se planteó que es muy probable que esta ley se apruebe por la coyuntura política, por lo que los tiempos van a ser cortos. Mientras para quienes apoyan los proyectos de ley presentados éste puede ser un primer puntapié desde donde discutir otras cosas, pero otrxs los veían como actitudes oportunistas que en el camino de aprovechar la coyuntura, “queman cuerpos”, poniendo al mismo tiempo un tope a las luchas reivindicativas.
Surgió también la necesidad de reconocer la diversidad de necesidades y realidades de las personas trans, señalando que la cotidianidad de lxs del interior es muy diferente a la de quienes viven en capital.
Se señaló que en este momento se encuentran en proceso de elaboración otros 4 proyectos.
También la contradicción de decir que hay un gobierno provincial que reconoce las necesidades de las travestis, cuando la realidad de las travestis en las cárceles provinciales es desesperante, desnutridas, torturadas, sin acceso a la salud; cuando el sistema represivo –la policía provincial- con su tolerancia 0 se despliega con toda fiereza contra sus cuerpos, como ocurrió con Vanesa Ledesma, asesinada en una comisaría en 2001.
La necesidad de que lo registral se exprese en la ley a la par de lo sanitario, y no por separado, ignorando, por ejemplo, las acuciantes necesidades de quienes viven con VIH.
La importancia de luchar por la despatologización.
La cuestión no es sólo de costumbre, vivimos en un régimen político económico cultural social, que da las pautas y reglas de juego donde se acomodan nuestros cuerpos. La educación es un pilar del sistema patriarcal de construcción de identidades, construye y jerarquiza. La formación académica de las docentes no prepara para trabajar en la diversidad. Lo de fondo, como con el aborto, es que no podemos decidir sobre nuestros propios cuerpos.
Se recordó la importancia de la autoorganización, de la autonomía, del empoderamiento, de la militancia y del protagonismo de las voces trans.
El cambio tiene que venir desde lo social.
las histeriqas, las mufas y las otras
colectiva feminista anticapitalista
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